El informe de salud en la adolescencia y juventud publicado por la Organización Mundial de la Salud (2021) estima que factores como la intimidación (bullying o violencia física) el acoso sexual, desórdenes mentales no detectados y el consumo temprano de sustancias que generan dependencia, se encuentran entre los mayores riesgos asociados a la salud mental y física de los adolescentes, así como a la causa de muerte a temprana edad. Por otra parte, el mismo informe señala que “la depresión es una de las principales causas de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes, y el suicidio es la tercera causa principal de muerte en personas de 15 a 19 años. Las condiciones de salud mental representan el 16% de la carga mundial de enfermedades y lesiones en personas de 10 a 19 años. La mitad de todos los trastornos de salud mental en la edad adulta comienzan a los 14 años, pero la mayoría de los casos no se detectan ni se tratan” (1). La recomendación del informe es proporcionar programas que ayuden a desarrollar habilidades socioemocionales y les fortalezcan generando lazos entre los adolescentes y sus familias y mejorar la calidad de los entornos domésticos.
Desarrollar estas habilidades en los jóvenes ha sido una preocupación desde el inicio de la corriente Psicológica Positiva, la cual se caracteriza por su enfoque en aquello que funciona en cada individuo, organización y/o sociedad (2). Dentro de este marco, ha nacido el interés por generar programas de resiliencia con el fin de enseñar a los jóvenes, conocimientos prácticos y teóricos que les permitan enfrentar la adversidad que, en contables veces conduce a la ansiedad y depresión, y salir fortalecidos de ellas (3, 4) .
Qué es resiliencia?
La resiliencia emocional es la capacidad que poseen algunas personas para sobreponerse a las situaciones adversas y salir fortalecidos. Sin embargo, no existe una definición tácita de la misma, ya que la resiliencia se logra a partir de varios factores: sociales, entorno familiar, cultura y políticos (5). En palabras el Dr. Seligman, define la resiliencia emocional como un conjunto robusto de fortalezas emocionales que facilitan la recuperación después de un evento traumático (6).
Se ha estudiado la adaptación exitosa de los niños a los medios adversos como las guerras, la pobreza, los abusos o los desastres naturales. Estos estudios dan cuenta de patrones de conductas similares como capacidad intelectual para regular las emociones, alta autoestima, visión optimista, conductas altruistas y la capacidad de aprender de las situaciones estresantes (7).
La resiliencia no es evitar dificultades, sino saber enfrentarlas cuando estas aparecen. Saber enfrentarlas tampoco significa salir siempre ganador de ellas, sino que aprender de ellas, que es lo que hace la diferencia. Por supuesto que todos quisiéramos tener la clave para lograr el éxito, pero el éxito también está lleno de fracasos y dificultades y solo quienes tienen esa resiliencia para salir de esos obstáculos, están más cercanos de ser exitosos en lo que anhelan.
Se puede aprender resiliencia?
El Informe de Política Global de Felicidad y Bienestar (2019) ha dado cuenta que es posible aprender a desarrollar resiliencia y la focalización de su enseñanza se ha dirigido hacia la comunidad escolar, debido al gran número de horas que los estudiantes permanecen en los establecimientos educacionales. Los programas estudiados han sido incorporados en distintos entornos y en todos, han dado cuenta del aumento del rendimiento académico, mejoramiento de las conductas sociales, reducción de problemas por el mal comportamiento, mejora en el bienestar emocional, reducción de síntomas de estrés y ansiedad e incluso reducción de tasas de suicidios (8). Todo parece indicar entonces que la aplicación de programas de resiliencia y/o fortalecimiento emocional son arduamente necesarios para ayudar a nuestros niños, adolescentes y jóvenes a tnr una vida con mayor satisfacción, sobre todo si las expectativas para ellos son cada día más exigentes en un mundo que requiere de mucha resiliencia.
Enseñar a nuestros hijos a sobreponerse a la adversidad es el mejor regalo para todas sus vidas. Creer que no lo necesitan porque aparentemente lo tienen todo es lo que ha llevado a muchos padres a lamentar las incongruencias de sus hijos una vez adultos, la insatisfacción que manifiestan, los reproches por no haberles dado esto o lo otro, el exceso de negatividad y pesimismo en sus repertorios, etc.
El buen futuro de los hijos no lo asegura ni el colegio, ni el gobierno, ni los contactos. Un buen futuro estará asegurado por la capacidad que ellos tengan para afrontar los bemoles de la vida y saber escoger asertivamente. A lo mejor como padres no somos perfectos, pero si podemos paliar nuestros defectos como tal, entregando a los hijos herramientas eficaces de desarrollo emocional para todas sus vidas. Un hijo, emocionalmente maduro, va a agradecer el camino y las oportunidades que se le brindaron, más que las palabras que les hayan dicho.
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Bibliografía
1 OMS Adolescent and young adult health.
https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/adolescents-health-risks-and-solutions
2 Seligman, M. E. P., & Csikszentmihalyi, M. (2000). Positive psychology: An introduction. American Psychologist, 55(1), 5–14. https://doi.org/10.1037/0003-066x.55.1.5
3 Sachs, J. D. (2019). Introduction to the 2019 global happiness and wellbeing policy report. Global Happiness and Wellbeing.
4 Chaplin, T., & Seligman, M. (2012). The effect of an optimism and life skills program on depressive symptoms in preadolescence. Handbook of Resilience in Children, 201–214. https://doi.org/10.1007/978-1-4614-3661-4_12
5 Southwick, S. M., Bonanno, G. A., Masten, A. S., Panter-Brick, C., & Yehuda, R. (2014). Resilience definitions, theory, and challenges: interdisciplinary perspectives. European Journal of Psychotraumatology, 5(1), 25338. https://doi.org/10.3402/ejpt.v5.25338
6 Seligman, M. E. P. (2012). Flourish: A Visionary New Understanding of Happiness and Well-Being (1st ed.). Atria Books.
7 Charney DS. (2003). The psychobiology of resilience and vulnerability to anxiety disorders: implications for prevention and treatment. Dialogues in Clinical Neuroscience, 5(3), 207–221. https://doi.org/10.31887/dcns.2003.5.3/dcharney
8 Positive Education (Seligman, M. E. P., Adler, A. (2019). Positive Education. In J. F. Helliwell, R. Layard, & J. Sachs (Eds.), Global Happiness and Wellbeing Policy Report: 2019. (Pp. 52 - 71). Global Council for Wellbeing and Happiness.)
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